TICCA—territorios de vida

Para el Consorcio, el término ‘TICCA—territorios de vida’ corresponde a «territorios y áreas gobernados, gestionados y conservados por los pueblos indígenas y comunidades locales custodios».[1] Esto se refiere a un fenómeno antiguo, ampliamente distribuido, diverso y dinámico que tiene múltiples manifestaciones y nombres alrededor del mundo. Algunos ejemplos incluyen: wilayah adat, kaw, himas, agdals, tagal, yerli qorukh, faritra ifampivelomana, oran, ili, asang, rumak, qoroq, qoroq-e bumi, sapari, baldíos, crofts, regole, aschii… En contextos políticos diversos pueden ser identificados como ‘comunes’ y ‘verdes’, dominios ancestrales, ‘país’, áreas de conservación comunitaria, territorios autónomos comunitarios, comunales, territorios de vida, territorios del buen vivir, sitios naturales sagrados, áreas marinas y caladeros de pesca gestionados localmente, y muchos más.

Para los custodios de tales ‘territorios de vida’, la conexión entre su comunidad y su territorio es mucho más rica de lo que cualquier palabra o frase puede expresar. Es un vínculo entre medios de vida, energía y salud. Es una fuente de identidad y cultura, autonomía y libertad. Es una relación intergeneracional, que preserva recuerdos del pasado y se conecta con el futuro que desean. Es el suelo en el que las comunidades aprenden, identifican valores y entablan relaciones y su autogobierno. Para muchos, es también una conexión entre las realidades visibles e invisibles, es decir, la riqueza material y espiritual. El territorio y la naturaleza van de la mano con la vida y la dignidad de la comunidad, así como también la autodeterminación como pueblos.

Los territorios de vida están en el corazón de la razón de ser del Consorcio TICCA y de sus Miembros. A partir de una síntesis de sus características alrededor del mundo y de los análisis existentes, el Consorcio ha adoptado una definición de trabajo:[2]

Un TICCA—territorio de vida existe donde:

  • Hay una conexión estrecha y profunda entre un territorio o área y sus custodios, sean pueblos indígenas o comunidades locales. Esta relación está usualmente arraigada en la historia, la identidad social y cultural, la espiritualidad y/o la dependencia que tienen las personas del territorio para su bienestar material e inmaterial.[3]
  • El pueblo o la comunidad custodia (solo o junto con otros actores) toma y hace cumplir[4] las decisiones y normas acerca del territorio o área a través de una #institución de gobernanza que funciona (que puede ser o no reconocida por personas externas o por la ley estatutaria del país correspondiente).
  • Las decisiones y normas de gobernanza[5] (ej., sobre acceso y uso de la tierra, el agua, la biodiversidad y los otros regalos de la naturaleza)[6] y los esfuerzos de gestión del pueblo o de la comunidad correspondiente contribuyen positivamente y de manera general a la conservación de la naturaleza (es decir, la preservación, el uso sostenible y la restauración, según sea apropiado, de ecosistemas, hábitats, especies, recursos naturales, paisajes terrestres y marinos),[7] así como a la provisión de los medios de vida y al bienestar de la comunidad.

Los territorios de vida demuestran en grados variables estas tres características claves en diversos contextos y regiones. Sus custodios comunitarios han llamado la atención sobre su importancia y aspiran a que sean mantenidas y fortalecidas. Los TICCA—territorios de vida definidos cumplen estas tres características, mientras que los TICCA—territorios de vida degradados son reconocidos porque las cumplieron en el pasado, pero no en el presente debido a procesos históricos y perturbaciones que todavía pueden ser reversadas o contrarrestadas. Los TICCA—territorios de vida deseados tienen el potencial de desarrollar estas tres características y sus comunidades custodias están dispuestas a trabajar por ello.

¿Los territorios de vida necesitan ‘reconocimiento’?

Además de ser ‘definidos’, ‘degradados’ o ‘deseados’, se debe considerar el elemento del reconocimiento de los TICCA—territorios de vida. Este debe ser, primero y sobre todo, autorreconocimiento por parte de la misma comunidad custodia —una cuestión de discusión interna y de autoconciencia y orgullo–.[8] El reconocimiento puede darse entre pares, tales como otros pueblos indígenas y comunidades locales, que con frecuencia son esenciales para ofrecer apoyo y consejo. Los siguientes pasos incluyen el reconocimiento[9] por las autoridades locales, la(s) municipalidad(es) correspondiente(s), el (los) gobierno(s) regional(es), el (los) gobierno(s) nacional(es),[10] así como organizaciones internacionales y otros actores sociales, tales como la(s) corte(s).[11]

Aunque es raro que un TICCA próspero no esté autorreconocido, los TICCA también pueden florecer cuando están completamente reconocidos, parcialmente reconocidos o no reconocidos en absoluto por pares, por los diferentes niveles del gobierno o por otros actores externos. Un caso para preocuparse es cuando los TICCA—territorios de vida están mal reconocidos o son reconocidos de manera inapropiada.

Los Registros TICCA son listas de territorios de vida mutuamente reconocidos, que se han establecido a través de procesos de apoyo por pares y de revisión por pares, y que varían en diversas situaciones y culturas. El Registro TICCA internacional, alojado por el Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación (CMMC) de ONU Medio Ambiente, comenzó con la recopilación de un conjunto dispar de casos individuales (#Áreas conservadas).[12] Se ha enriquecido y será revisado con la ayuda de procesos de apoyo y de revisión por pares en varios países. Los TICCA—territorios de vida también están listados en bases de datos menos específicas, como la Base de Datos Mundial de Áreas Protegidas (BDMAP), también alojada por el CMMC.

Más allá de ser reconocidos apropiada o inapropiadamente, los TICCA—territorios de vida pueden ser apoyados apropiada o inapropiadamente. Nuevamente, el apoyo inapropiado es causa de preocupación. El Consorcio TICCA ha dedicado mucha atención a entender las maneras como los TICCA—territorios de vida pueden ser reconocidos y apoyados apropiadamente –lo que está en el corazón de su misión estatutaria y de su razón de existir (ver #Reconocimiento apropiado y #Apoyo apropiado).

Ejemplos de TICCA—territorios de vida definidos, degradados y deseados

TICCA definido

  • Un TICCA emblemático — la zona de Yapú ‘Umu-Kaya Yepa’ (en el Gran Resguardo Oriental del Vaupés, Colombia).[13] Colombia reconoce la autonomía político-administrativa dentro de los territorios indígenas bajo la figura del resguardo. A los pueblos indígenas se les reconocen derechos colectivos sobre la tierra que son inalienables, inembargables e imprescriptibles. Todo esto garantiza la seguridad de la tenencia a largo plazo.[14] Más aún, los pueblos indígenas pueden pedir fondos para desarrollar autónomamente sus propios sistemas de salud y educación. Las 150 000 hectáreas de bosque tropical del territorio de Yapú han sido históricamente gobernadas y gestionadas por los líderes espirituales (Kumuã), aplicando leyes consuetudinarias según valores tradicionales (aunque el establecimiento del resguardo data apenas de 1982). El TICCA de Yapú no hace parte del sistema de áreas protegidas y por tanto no estaría protegido si el gobierno colombiano decidiera otorgar títulos mineros, petroleros o de gas para la explotación del subsuelo –lo que sería altamente destructivo–. La comunidad custodia, sin embargo, posee título colectivo sobre la tierra. Su institución consuetudinaria puede decidir y hacer cumplir normas y las personas tienen la libertad de vivir de acuerdo con sus conocimientos, valores y ritos tradicionales. Todo esto ha permitido hasta ahora la conservación del territorio al tiempo que la biodiversidad es usada sosteniblemente por sus custodios.

TICCA degradados

  • TICCA destruidos por el desarrollo — territorios de vida de pastores indígenas en el sur de Etiopía.[15] Durante siglos, las comunidades pastoriles y agro-pastoriles de las tierras secas de Etiopía han logrado vivir en un ambiente duro por medio del uso cuidadoso de varios recursos naturales complementarios –agua, pastos, bosques, tierra y vida silvestre–. El acceso a estos recursos se basaba en derechos consuetudinarios individuales y colectivos ejercidos de manera variable en diferentes niveles de la sociedad y en diferentes momentos, y combinados con estilos de vida móviles, mecanismos de asistencia mutua y solidaridad dentro y entre ellos y normas específicas para proteger los árboles y otras características ambientales claves. Los territorios de las comunidades pastoriles incluían áreas de alto valor para la biodiversidad que permanecieron bien conservados por siglos, como los bosques de enebros y los pozos tulaa de los borana oromo, las planicies húmedas de los daasanaches en el delta del Omo, los bosques de meandro de los kara y los bosques de galería de los mursi, en las partes altas del valle del Omo. Cuando los territorios de estas comunidades fueron incorporados dentro del Estado de Etiopía, a finales del siglo XIX, no fueron reconocidos sus sistemas de derechos comunales y de gobernanza mediante instituciones consuetudinarias. Además, las iniciativas de ‘desarrollo’ socavaron los sistemas alimentarios y en general los medios de vida de las comunidades, lo que resultó en escasez de alimentos. Actualmente las comunidades todavía desean reinstaurar sus instituciones de gobernanza y sus prácticas basadas en la tierra.[16] Pero la construcción de la represa Gibe 3 ha bloqueado la inundación regular del río Omo, secando los territorios de todas las comunidades tradicionales de la parte baja del valle del Omo. Como si esto no fuera suficiente, otras grandes porciones de sus territorios, incluyendo partes que estaban bajo conservación oficial en parques nacionales, han sido confiscadas o alquiladas para agricultura de irrigación. Como resultado, los territorios ancestrales de la parte baja del valle del Omo ya no puede garantizar los medios de vida tradicionales de las comunidades custodias.

Un TICCA degradado buscando restauración

  • Un TICCA que fue y que hoy no puede serlo de manera completa –los hereros de la reserva natural Ehi-rovipuka, Namibia.[17] Al norte de Namibia, algunas comunidades herero han establecido hace poco la reserva Ehi-rovipuka como un área donde, según la legislación de Namibia, la vida silvestre puede ser manejada de manera sostenible por una comunidad custodia. La reserva limita con el Parque Nacional Etosha, una de las áreas protegidas más importantes en Namibia y territorio ancestral de las comunidades herero que fueron expulsadas de sus territorios de origen hace un siglo. Las comunidades reivindican actualmente derechos de acceso y uso sobre las tierras y los recursos del parque para recrear su TICCA original y restaurar la integridad de sus prácticas sostenibles basadas en la tierra. No obstante que el camino para el reconocimiento es largo, la existencia del movimiento de los TICCA—territorios de vida puede apoyar sus solicitudes reclamos ante el gobierno de Namibia.

De un TICCA degradado a un TICCA restaurado

  • Restauración ‘diseñada’ de un TICCA sagrado – los humedales Warriparinga, Australia. El pueblo aborigen kaurna de las Planicies de Adelaida vivieron y celebraron por miles de años su tradición de la ensoñación en Warriparinga, un sitio natural sagrado. Hoy día, el Warriparinga comprende 0,035 km2 de humedales que corren a lo largo del río Sturt (Warriparri) y es parte de un proyecto de regeneración. La iniciativa fue desarrollada en colaboración entre los kaurna y la ciudad de Marion, aplicando novedosas herramientas de diseño para reducir la contaminación del sistema del río Parawalonga y restaurar la vegetación y la vida silvestre nativas. El proyecto trabajó a la par con el establecimiento del Centro Cultural Living Kaurna (kaurna vivientes) comprometidos en la conservación y transmisión del patrimonio kaurna y de la Historia del Ensueño de la Tierra para las nuevas generaciones. El centro desarrolla turismo cultural indígena, educación y actividades de capacitación en un espíritu de reconciliación entre las comunidades aborígenes y las europeas.

De un TICCA degradado a uno completamente restaurado

  • De vuelta al futuro – área de conservación comunitaria Kawawana.[18] A principios del nuevo mileno, el territorio de vida de ocho comunidades djola de la municipalidad rural de Mangagoulack (región de Casamance, Senegal) estaba absolutamente degradado. La sobrepesca, la salinidad creciente y la deforestación de los manglares habían contribuido a la degradación ambiental del estuario, lo que se relacionaba estrechamente con una caída de la economía local. Tanto la biodiversidad de los peces como las capturas en general se habían desplomado. Todo esto ocurrió porque los pescadores de fuera de la zona habían venido durante años con potentes motores y artes de pesca destructivas, agotando las pesquerías locales. Los habitantes de las comunidades locales querían regresar a sus prácticas de manejo y gobernanza territorial tradicionales, pero no tenían forma de hacer cumplir sus normas de pesca. Basados en su conocimiento local y en su visión de mundo espiritual, estaban convencidos de que podían restaurar la abundancia de sus ecosistemas y de sus vidas, si bien no estaban seguros si se les permitiría. Sin embargo, precisamente lograron eso y se dieron cuenta de que sus esperanzas estaban bien fundadas. En 2009, empoderados por el conocimiento de que Senegal es Parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y de que el CDB anima al reconocimiento de las ‘áreas de conservación comunitaria’, lograron recrear su estructura de gobernanza propia y el plan de manejo para el territorio que consideran su «patrimonio local a ser preservado por todos nosotros» (en lengua djola kapoye wafwolale wata nanang, abreviado como Kawawana). Mediante hazañas de paciencia y diplomacia, y también ratificando su adhesión a la Ley de Descentralización de Senegal, lograron que Kawawana fuera reconocida por la municipalidad rural, el Consejo regional y el gobernador de Casamance.[19] En 2010 pudieron aplicar nuevamente sus normas de pesca restauradas. Y actualmente el ecosistema ribereño está nuevamente rico en peces, ostras y vida silvestre, de modo que sus medios de vida y sistemas alimentarios se han restaurado completamente.

De un TICCA degradado a uno definido

  • Un TICCA en Europa – Monte Vecinal en Mano Común de Froxán, Galicia, España.[20] La comunidad de Froxán tiene una larga historia de vida y de desarrollo cultural en la municipalidad gallega de Lousame, en el noroeste de España. Aunque los comunes comunitarios están reflejados en títulos señoriales que datan de 1409, 1527 y 1709, la tierra fue usurpada por el Estado en la década de 1930. En 1977, la comunidad fue reconocida nuevamente como titular del Monte Vecinal en Mano Común de Froxán –100 hectáreas sobre las que les fueron otorgados derechos de gobernanza–. El área había estado previamente sujeta a la minería y la introducción de especies exóticas de árboles por los servicios forestales estatales. Una vez recuperado el control, la comunidad de Froxán comenzó las actividades de restauración (ej., rellenado de fosas y pozos mineros para detener el drenaje ácido, restauración de hábitats y especies nativas forestales, erradicación de especies invasoras y recuperación de una turbera que había sido drenada en la década de 1970) mientras se continuaron los usos tradicionales (como recolección de leña, uso de aguas de manantiales y recolección de castañas y hongos) y prácticas culturales y espirituales (usando hierbas aromáticas y plantas medicinales en festividades como el solsticio de verano y el Primero de Mayo). Más allá de las actividades tradicionales, la comunidad también se comprometió con actividades educativas con los colegios vecinos y con adultos y organizaciones no gubernamentales, movilizando cientos de voluntarios para las Brigadas deseucaliptizadoras. La comunidad también ha desarrollado participativamente un inventario de biodiversidad y un plan de gestión para la restauración del humedal, que fueron seleccionados como un caso piloto nacional de experiencias para la adaptación al cambio climático. Actualmente el Monte Vecinal en Mano Común de Froxán está listado en el Registro TICCA y en la Base de Datos Mundial de Áreas Protegidas (ver #Apoyo apropiado). 

Un TICCA deseado que surgió de un proceso democrático

  • Una isla importante como hábitat de aves adoptada por las comunidades locales en el lago Victoria (Uganda).[21] Las islas Musambwa son desde hace tiempo un importante hábitat de aves y sitio de nidación en el lago Victoria. En años recientes, la recolección de huevos de aves por los pescadores se había tornado excesiva y había generado severas consecuencias ambientales. Las comunidades afectadas respondieron enviando resoluciones a los Consejos de los subcondados, que fueron después consolidadas en el nivel del Consejo distrital en algunas resoluciones locales (ordenanzas) y una ordenanza que declaró las islas Musambwa como un santuario de aves. Este es un ejemplo de una iniciativa de conservación desde la base hacia arriba que hizo excelente uso de procesos democráticos y de la posibilidad de decisiones descentralizadas respondiendo a los deseos y necesidades de las comunidades locales. La iniciativa fue apoyada por un proyecto PPD GEF, pero el impulso fue genuinamente local.

¿Hacia un TICCA ‘asegurado’?

  • Un TICCA en el desierto indio de Thar – el oran Aain Mata.[22] El desierto indio del Thar es uno de los desiertos más densamente poblados en el mundo. La comunidad de la aldea Sodakore –que comprende 236 hogares dedicados a la ganadería y la agricultura— es custodia del oran Aain Mata, dedicado a la deidad Jagdamba/Kumtarai Jogmaya. El oran considerado tanto una propiedad común como un área sagrada, usada para pastoreo, pero donde la tala de árboles está prohibida. La vegetación en el oran, de hecho, está en mejores condiciones que en sus alrededores, donde infortunadamente está muy degradada. En la India, la Ley de Derechos Forestales contiene una disposición legislativa para el reconocimiento formal de las áreas conservadas por la comunidad. En 2018, la Corte Suprema declaró a todos los oran como ‘bosques’, con la esperanza de protegerlos de las presiones de la invasión y la minería. Los procedimientos de implementación de este fallo, que aún no está disponible, deberían asegurar que todos los oran queden bajo la gobernanza y el cuidado de sus comunidades custodias. Esta es la gran esperanza para el oran Aain Mata.

Referencias claves:

Borrini-Feyerabend et al., 2010 (reimpreso en 2012); Kothari et al., 2012; Borrini-Feyerabend and Campese, 2017; Farvar et al.

Ver también: ICCA Consortium web site; ICCAs and the ICCAs Consortium—Conserving the Territories of Life – short movie; Emblematic ICCAs descriptions from the ICCA Website; ICCA Registry.


[1] Como se explicó en el texto, el término TICCA no es un acrónimo sino una abreviatura. Hace dos décadas el término era en realidad ‘CCA’, un acrónimo para ‘Áreas de Conservación Comunitaria’ (IUCN, 2004). Fue después completado con una I para enfatizar el papel de los custodios indígenas, quienes también señalaron que ellos tienen ‘territorios’ en lugar de ‘áreas’. La designación más reciente como ‘territorios de vida’ fue adoptada por muchos custodios que hacen parte del Consorcio para expresar el carácter rico y multidimensional de los entornos que cuidan. Sin embargo, se mantiene la formulación ‘TICCA’ en tanto que ya se ha adoptado en las políticas internacionales para darle visibilidad al fenómeno.

[2] Estas incluyen: Borrini-Feyerabend et al., 2004a; 2010; IUCN, 2004; Kothari et al., 2012.

[3] La estrecha conexión se puede referir a un territorio completo o solamente a lugares especiales dentro de este.

[4] Bien sea directamente o a través de otras partes a las que se les confía ese gobierno (#Governance).

[5] Las decisiones y normas pueden o no estar escritas, y a veces sencillamente se funden con lo que es culturalmente percibido como un comportamiento correcto o aceptable.

[6] A lo largo de este lexicón, el término ‘regalos de la naturaleza’ es usado en lugar de ‘recursos naturales’ para describir tanto elementos vivos como no vivos cuyos valores son percibidos en términos más allá que los puramente económicos.

[7] Es importante considerar que la conservación es lograda como resultado de las prácticas de gestión… pero no necesariamente refleja un objetivo explícito de los custodios.

[8] Corntassel señala que centrarse principalmente en el autorreconocimiento permite que las comunidades eviten la reproducción de las prácticas coloniales, racistas y patriarcales arraigadas en una ‘política de reconocimiento’ definida por los estados colonizadores (ver Coulthard, 2014).

[9] Borrini-Feyerabend et al., 2010. Ver también #Reconocimiento apropiado.

[10] Varios territorios de vida son transfronterizos, particularmente los de los pueblos indígenas móviles.

[11] Un importante fallo de la Corte Suprema de la India ha pronunciado sobre el reconocimiento de los orans en Rajastán.

[12] Ver también UNEP-WCMC, 2016.

[13] Asatrizy y Riascos de la Peña, 2008.

[14] Uno de los principios identificados por E. Ostrom como necesarios para el buen funcionamiento de los comunes. Ver también Robinson et al., 2018; #Instituciones de gobernanza.

[15] Bassi 2002; Bassi and Tache, 2011.

[16] Ver la ‘Declaración Yaaballo sobre el paisaje de conservación de los borana’ y el intento por establecer el área de conservación comunitaria Mursi-Bodi en http://coolground.org/?page_id=163.

[17] Hoole and Berkes, 2009; Borrini-Feyerabend et al., 2010.

[18] http://kawawana.iccaconsortium.org/

[19] El reconocimiento se refiere a un área de conservación comunitaria (Aire du Patrimoine Communautaire) establecida dentro del dominio público fluvial.

[20] Cidrás et al., 2018; Serrano et al., 2018.

[21] John Stephen Okuta, citado en Borrini-Feyerabend et al., 2010, page 55.

[22] Aman Singh, comunicación personal, 2019.