Reconocimiento apropiado

Muchos TICCA, territorios de vida, han sido dañados severamente o se encuentran bajo amenaza por diversos factores: expropiación de tierras, aguas y recursos naturales; formas impuestas de explotación de los recursos; invasiones por recién llegados y migrantes; asimilación cultural (ej., por programas de educación, misioneros, medios de comunicación), así como cambios impuestos sobre las instituciones, cargas económicas y conflictos. En la raíz de estos problemas y amenazas, con frecuencia se encuentra la falta del reconocimiento apropiado de su existencia y valores. Sin embargo, el reconocimiento apropiado no es algo trivial ni un conjunto de procedimientos de talla única. Sin importar las buenas intenciones, el reconocimiento inapropiado puede ser peor que la falta de reconocimiento y los enfoques para reconocer los TICCA (territorios de vida) deben ser, en lo posible, diseñados según el contexto. Por ejemplo, un gobierno que reconoce un TICCA como un «#área protegida» puede brindar algún tipo de apoyo financiero, así como un mejor respeto por sus propias normas, aunque también puede provocar la pérdida del control y el debilitamiento de la institución de gobernanza comunitaria. Esto es cierto en particular cuando la institución es forzada a cumplir con estructuras y procedimientos genéricos que socavan sus propias tradiciones y valores para la gobernanza.

El reconocimiento de un TICCA (territorio de vida) debe ser dirigido desde una unidad socioecológica coherente, es decir, un territorio identificado sobre la base de la historia, la ecología y las características culturales y sociales de las comunidades respectivas. Cualquier reconocimiento externo debe estar basado en el reconocimiento previo (autorreconocimiento) por parte de las mismas comunidades que son sus guardianes legítimos. Si el reconocimiento responde solo a argumentos externos (políticos, económicos o de conservación), aumentan las posibilidades de fracaso y conflicto. Dada la diversidad, complejidad y sensibilidad de los asuntos relacionados con los territorios de vida y con sus instituciones de gobernanza, el reconocimiento apropiado debe tener base en el consentimiento de la comunidad guardiana (plenamente informada sobre las consecuencias, la posibilidad de ser modificada y las posibles consecuencias económicas, políticas, sociales y culturales de la forma de reconocimiento que se propone).

En lo que concierne a los TICCA (territorios de vida), aunque la flexibilidad y la adecuación al contexto siguen siendo primordiales, la forma más apropiada de reconocimiento legal se ha propuesto como «títulos colectivos inalienables, indivisibles e imprescriptibles»[1] otorgados sobre un «territorio integral» en manos de una institución de gobernanza autónoma y legítima[2]. Es interesante que estos derechos no necesariamente suponen propiedad formal sino seguridad de la gobernanza y la tenencia colectivas a través del tiempo (vea #Seguridad en la tenencia)[3]. La propiedad es solo una de las muchas formas por las que la gobernanza puede alcanzarse en los territorios de vida y con frecuencia no es posible o ni siquiera deseada, ya que introduce rigideces que bloquean las prácticas sociales y de convivencia de las comunidades. Esto ocurre particularmente cuando se superponen los territorios de vida de las comunidades que dependen de recursos naturales potencialmente complementarios (ej., pastores y agricultores).

Los derechos colectivos de gobernanza que no se pierden ni prescriben liberan a la institución de gobernanza de presiones por venta y división del territorio y promueven una visión a largo plazo y el bienestar de las generaciones en el presente y también de las futuras. Idealmente, se han de combinar con diversas formas de reconocimiento social, en particular por los beneficios derivados de la conservación que resultan del trabajo de gobernar, gestionar y conservar la naturaleza en un territorio de vida.

El reconocimiento social puede entenderse como la atención, el reconocimiento y el elogio públicos y apropiados. Puede adoptar la forma de menciones e inscripciones oficiales, honores y premios, y la exposición en medios de comunicación para obtener la visibilidad deseada. El reconocimiento social es muy importante para muchos Pueblos Indígenas y comunidades locales, y puede proporcionar una variedad de plataformas para dar a conocer públicamente las iniciativas de sus territorios de vida, si así lo desean, y hacerlas respetar mejor. Sin embargo, el reconocimiento social también puede ser perjudicial, como cuando genera una exposición no deseada o cuando crea o exacerba tensiones. Por ejemplo, esto puede suceder cuando algunas comunidades, o individuos dentro de una comunidad, son escogidos para recibir premios y honores por encima de otros igualmente merecedores[4].

En última instancia, el reconocimiento en la práctica es la forma más importante y eficaz de reconocimiento social. «Reconocimiento en la práctica» significa que las normas y los reglamentos decididos por la comunidad guardiana son honrados, respetados y apreciados por las autoridades administrativas estatales, la policía y los poderes judiciales. Esto es especialmente efectivo cuando la aplicación comunitaria de sus propias normas y reglamentos es respaldada y apoyada activamente por dichos poderes estatales.

Buena parte del trabajo del Consorcio TICCA tiene que ver con la promoción o el mejoramiento del reconocimiento apropiado de los TICCA (territorios de vida) de una variedad de actores en los contextos locales, nacionales e internacionales. El reconocimiento que no honra la capacidad, dignidad y autoridad autodeterminada de los guardianes como Naciones Indígenas y comunidades únicas puede ser problemático y perjudicial. La mayoría de los países carecen de legislación específica sobre los TICCA, pero muchos tienen conjuntos de normas, tales como las referidas a los derechos de los Pueblos Indígenas, la conservación de la naturaleza, los bosques comunales o el turismo, que pueden ser interpretadas como pertinentes a los TICCA y útiles para reconocerlos. Con el fin de transformar estas opciones de reconocimiento en instrumentos apropiados para promover la prosperidad de los TICCA (territorios de vida) y superar la «fragmentación legal» de los paisajes (vea abajo), por lo general también se requiere del #apoyo apropiado.

Un Registro TICCA internacional para el reconocimiento apropiado de los territorios de vida

El Consorcio TICCA ha venido trabajando por muchos años con el Centro Mundial para el Seguimiento de la Conservación del Programa de la ONU para el Medio Ambiente y el PPD-FMAM/PNUD para desarrollar y divulgar un Registro TICCA mundial y para incluir los TICCA en la Base de Datos Mundial sobre Áreas Protegidas (y Conservadas)[5], como un instrumento para promover el reconocimiento apropiado de los TICCA, territorios de vida. Por medio de una documentación adecuada, el Registro busca mejorar la conciencia política y pública, nacional e internacional, sobre el valor de los TICCA (territorios de vida) para conservar la biodiversidad, las funciones de los ecosistemas y la naturaleza en general, así como para mantener la diversidad cultural y combatir el cambio climático. Si bien el Registro comenzó como un conjunto de casos dispares que fueron presentados de manera informal e individual, hoy en día está en revisión mediante apoyo entre pares y procesos de revisión en varios países.

¿Son «apropiadas» la legislación y las políticas pertinentes? De la fragmentación legal al apoyo legal integral

En los estados contemporáneos (ya sea que adopten sistemas de derecho civil [derecho escrito de tradición europea continental] o de derecho común [derecho no escrito de tradición inglesa]), la legislación está en esencia fragmentada o dividida[6] en muchos temas, asuntos o dimensiones diferentes. En lo que respecta a los Pueblos Indígenas y las comunidades locales y sus territorios de vida, la legislación a menudo sigue siendo incapaz de abordar de manera coherente y exhaustiva los desafíos que existen. A menudo, esos desafíos están, de hecho, dispersos entre muchos textos legislativos diferentes que no están relacionados entre sí. Por ejemplo, en muchas legislaciones nacionales, la agricultura y la religión se rigen por conjuntos de leyes separados que apenas interactúan entre sí y que incluso pueden requerir el acatamiento de diferentes tribunales. Por el contrario, para los Pueblos Indígenas y las comunidades locales lo «sagrado» puede estar integrado en las prácticas agrícolas: la custodia de las semillas realizada por líderes religiosos, las ceremonias sagradas destinadas al desarrollo de las cosechas, los tabúes sobre prácticas insostenibles y otros similares.

Se necesitan enfoques más integrados para brindarle la atención apropiada a la interconexión entre los aspectos espirituales, lingüísticos, culturales y económicos de los diferentes factores bióticos y abióticos de los paisajes. Siguiendo el enfoque de los Derechos sobre los Recursos Tradicionales de Darrel Posey, el Consorcio TICCA está promoviendo revisiones mundiales y nacionales de las leyes y políticas que son pertinentes para el reconocimiento y apoyo de los territorios de vida, y su Miembro Natural Justice ha desarrollado The Living Convention (La Convención Viva), un compendio de leyes internacionales vinculantes y no vinculantes que son pertinentes para la protección de los Pueblos Indígenas. El propósito es guiar a los Pueblos Indígenas, las comunidades locales y sus representantes para que en conjunto puedan lidiar con diferentes leyes, de modo que puedan responder a los desafíos de manera más integral.

Referencias clave:

Posey, 1995; Corntassel, 2008; Borrini-Feyerabend et al., 2010; Jonas, Kothari and Shrumm, 2012; Jonas and Shrumm, 2012; Kothari et al. (eds.), 2012; Jonas, Makagon and Shrumm, 2013; Jonas, Jonas and Makagon, 2014.

Vea también: www.iccaconsortium.org; ICCA Registry


[1] Borrini-Feyerabend et al., 2010.

[2] Borrini-Feyerabend at al., 2010. El concepto de territorio integral implica derechos a : «…no solo la tierra sino también el agua y otros regalos de la naturaleza, desde el centro de la Tierra hasta la cima del Cielo…» como lo afirma Wrays Pérez Ramírez para el Territorio Autónomo Integral de la Nación Wampis (comunicado en la XIII Asamblea General del Consorcio TICCA, Bishoftu, Etiopía, 2018).

[3] Los Miembros europeos del Consorcio TICCA destacan la necesidad de asegurar los derechos de tenencia y gobernanza y no necesariamente el derecho a la propiedad (Sergio Couto, comunicado personal, 2019).

[4] Kothari, Camill and Brown, 2013.

[5] Vea también UNEP-WCMC, 2016.

[6] Jeff Corntassel señala que el enfoque en el discurso de los derechos «ha resultado en la división de los poderes indígenas de autodeterminación al separar las cuestiones de las tierras natales y los recursos naturales de las del reconocimiento político/legal de una autonomía indígena limitada dentro del marco existente del (de los) Estado(s) anfitrión(es)». (Corntassel, 2008, página 107).