Custodios/cuidadores/guardianes

Muchos pueblos indígenas y comunidades locales alrededor del mundo actúan como custodios, cuidadores y guardianes de la tierra, el agua, el cielo, el suelo, los depósitos minerales, los recursos naturales y la biodiversidad tradicionalmente ocupados o usados por ellos. La idea de custodia/cuidado/guardia[1] se construye en relación con sus territorios, lo que incluye prácticas culturales, espirituales y sociales dirigidas hacia la protección de los ciclos naturales, ecosistemas, especies y características del paisaje. Para el Código de Conducta Ética Tkarihwaié:ri del CDB sobre el patrimonio cultural e intelectual de comunidades indígenas y locales, la custodia[2] reconoce «la interconexión holística de la humanidad con los ecosistemas, y las obligaciones y responsabilidades de las comunidades indígenas y locales para preservar y mantener su papel tradicional como guardianes y custodios tradicionales de estos ecosistemas a través del mantenimiento de sus culturas, creencias espirituales y prácticas consuetudinarias».

El rol como custodios de los pueblos indígenas y las comunidades locales es fundamentalmente diferente del mecanismo por el cual las autoridades declaran áreas para ser oficialmente ‘protegidas’ limitando el uso de los recursos naturales por medios regulatorios solamente. Actuar como custodio significa «conservar voluntariamente la naturaleza, al tiempo que se vive con ella y de ella, garantizando el legado para las futuras generaciones».[3] De muchas formas, ser custodio de un territorio es sinónimo de gobernarlo –de facto y también de jure– por un largo período de tiempo, con un sentido de responsabilidad y cuidado. La custodia por comunidades indígenas o locales puede incluir el uso de legislación e instrumentos regulatorios estatales, y las autoridades estatales pueden entrar a hacer parte de arreglos compartidos de gobernanza con los pueblos indígenas y comunidades locales. La función del custodio generalmente se adapta al contexto y debe ser entendida dentro del contexto.

Este rol como custodios de los pueblos indígenas y comunidades locales ha sido observado por los Estados en el nivel internacional. En 1992, la Declaración de Río reconoció por primera vez el especial y ‘vital rol de las comunidades en la gestión y el desarrollo ambiental, gracias a sus conocimientos y prácticas tradicionales’. Desde entonces, la legislación internacional ha reconocido cada vez más la necesidad de apoyar la custodia comunitaria. Estos reconocimientos se construyen desde la comprensión de que, con el fin de mantener este rol, los pueblos indígenas y comunidades locales necesitan ejercer sus capacidades y derechos relacionados con el conocimiento, las prácticas y los recursos naturales (ver #Derechos bioculturales).

Reconocimiento de los custodios de los TICCA—territorios de vida

Para que un territorio sea considerado un TICCA—territorio de vida es necesario que un pueblo indígena o comunidad local actúe como custodio de sus tierras, aguas, biodiversidad y de otros regalos de la naturaleza. El papel como custodios de los pueblos indígenas y las comunidades locales es esencial tanto para proteger y perpetuar los territorios de vida que estén bien definidos como para buscar mejorar las condiciones de aquellos que están degradados o que son deseados. Podría ser el caso de que el pueblo o la comunidad no sea capaz, o no todavía, de cumplir su deseo de cuidar el territorio. El deseo y compromiso para actuar como custodios, sin embargo, podrían verse comprometidos por condiciones que son externas a la comunidad o el pueblo. Los ejemplos de esas condiciones problemáticas van desde factores contaminantes o cazadores furtivos que vienen de afuera hasta conflictos con agentes estatales y privados que les impiden a las #instituciones comunitarias de gobernanza implementar y aplicar las normas. Si este es el caso, puede brindar valioso apoyo algún tipo de reconocimiento legal, o incluso algún tipo de reconocimiento social por el Estado, las comunidades vecinas, la sociedad civil y/o las organizaciones internacionales de la autoridad autodeterminada y su rol en la gobernanza (ver #Reconocimiento apropiado). En general, asegurar la #tenencia colectiva de la tierra, el agua y los recursos naturales (ej., por el reconocimiento de los #derechos bioculturales) es un poderoso camino para animar, proteger, recrear y mejorar la capacidad, voluntad y responsabilidad colectivas y autoasumidas para actuar como custodios de un TICCA—territorio de vida.

Espiritualidad, religiones dominantes y conservación

Más del 80% de la población mundial se identifica a sí misma con creencias religiosas/espirituales[4] y muchas religiones del mundo comparten la idea, expresada de maneras particulares pero compatibles, de que los seres humanos tienen deberes de custodia y #responsabilidades colectivas hacia el medio ambiente. Esto puede deberse a que la naturaleza se percibe como un don divino o a que es la misma encarnación del dios (o dioses) o de los espíritus creadores.

Las creencias espirituales locales con frecuencia se describen mejor como indígenas más que como parte de la cultura dominante, o como «variantes folclóricas de las religiones dominantes».[5] Muchas de ellas han desarrollado y transmitido conocimientos, prácticas y costumbres tradicionales relacionadas con el medio ambiente –tales como un profundo respeto por lugares específicos y ‘lugares sagrados’, o la prohibición de dañar o comer determinadas especies– que promueven estilos de vida sostenibles y alimentan un sentido de pertenencia al territorio.

Muchas religiones dominantes (como cristianismo, islam, hinduismo, budismo) llaman a sus fieles a cumplir sus deberes de cuidado/custodia y contribuir al apoyo en el cuidado del medio ambiente, local y globalmente. Sin embargo, las religiones dominantes tienen ‘corrientes de pensamiento’ altamente diversas. Los valores de las altas jerarquías pueden no ser compartidos por el clero y los creyentes de los niveles inferiores. Además, los deberes de cuidado/custodia pueden no ser tan fáciles de traducir en la práctica.[6]

Desde la Jornada de Oración por la Paz en Asís de 1986, en la que los líderes de las principales religiones del mundo expresaron sus opiniones sobre la importancia de proteger el medio ambiente, ha venido en aumento el reconocimiento del papel de las religiones en las acciones colectivas sobre el medio ambiente. Por ejemplo, la Iniciativa de las Naciones Unidas «Fe para la Tierra» tiene como objetivo inspirar la conservación basada en la fe y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La Alianza de las Religiones y la Conservación también apoya iniciativas ambientales lideradas por comunidades religiosas. Se vislumbran oportunidades de apoyo a los territorios de vida en la interacción entre las iniciativas religiosas y las luchas de los pueblos indígenas (ver, por ejemplo, la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, el Dicasterio del Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Encíclica Laudato Si’ de 2014).

Referencias claves:

Borrini-Feyerabend et al., 2010; Verschuuren et al. (eds.), 2010; Convention on Biological Diversity, 2011; Ruiz and Vernooy, 2012; Mcleod and Palmer, 2015; Frascaroli, 2016; Frascaroli and Fjeldsted, 2017.  

Ver también: Papa Francisco, 2015; y un corto documental sobre Cultura, Espiritualidad y Conservación del grupo de trabajo en Religión y Biología de la Conservación de la SCB (Sociedad para la Biología de la Conservación, por sus siglas en inglés) y el Tema sobre Cultura, Espiritualidad y Conservación de la CPAES UICN que se puede ver en https://vimeo.com/349593871.


[1] Reconocemos que diferentes pueblos y comunidades usan diferentes términos no solo para sus territorios de vida sino para sus propios roles relacionados con estos (ej., ‘custodios’, ‘cuidadores’, ‘guardianes’ y otros). El Consorcio TICCA ha usado históricamente el término ‘custodios’ y lo emplea aquí sobre todo por simplicidad. En diversos contextos, otros términos pueden ser más adecuados y deberían usarse.

[2] Convention on Biological Diversity 2011b.

[3] Borrini-Feyerabend et al., 2010.

[4] Verschuuren et al., 2010, página 2.

[5] La distinción entre los credos dominantes y los credos indígenas es útil aunque también problemática, ya que muchos de los credos dominantes son indígenas de ciertos lugares y culturas, como el zoroastrismo, el daoismo y el jainismo (Verschuuren et al., 2010, página 3).

[6] Frascaroli and Fjeldsted, 2017.