Autodeterminación sostenible

Las reivindicaciones por la autodeterminación de los pueblos indígenas (y las comunidades locales) son generalmente tratadas por los gobiernos estatales y los abogados internacionales de derechos humanos. Dependen de muchas maneras de la presencia y el papel de los gobiernos estatales y/o los sistemas jurídicos internacionales, tales como los Convenios y tratados de la ONU. El concepto matizado de ‘autodeterminación sostenible’ ofrece una comprensión totalmente distinta de los pueblos indígenas y de sus complejas relaciones con el lugar y el mundo natural. El concepto, desarrollado por el académico cherokee Jeff Corntassel e cálidamente acogido y adoptado por el Consorcio TICCA, propone una alternativa a los procesos liderados por el Estado dirigidos a ‘permitir la autodeterminación’ que están arraigados en patrones de colonialismo (el Estado –perpetuador de violencia– supuestamente se vuelve el salvador que ofrece soluciones frente a las luchas indígenas; estas soluciones están basadas en el liberalismo y en la adopción de marcos de derechos fragmentados, desconectados de las identidades indígenas y de sus roles como custodios).

La autodeterminación sostenible propone recuperar el enfoque de las responsabilidades relacionales, en oposición a un enfoque estricto basado en un sistema de derechos donde naturaleza y gente –comunidad, familia, clan, parientes, tierras natales– están desconectadas una de la otra, se dan por sentado o son usadas solamente para responder a las necesidades de los individuos. Según Corntassel, la transmisión a las futuras generaciones de los conocimientos indígenas y locales, y la generación de nuevas formas de conocimiento comunitario –algo que sucede, o debería suceder, en las relaciones cotidianas para mantener los medios de vida– constituyen el terreno necesario para expresar la autodeterminación sostenible. Cabe destacar que estas responsabilidades se extienden más allá de solo los humanos al resto de la naturaleza. Estas responsabilidades relacionales, arraigadas en el lugar y el parentesco y con frecuencia contenidas o expresadas a través de costumbres y normas más que en la forma de estatutos legales codificados y/o decisiones judiciales, caracterizan a las comunidades maduras, dispuestas tanto a exigir respeto por sus derechos como también a cumplir con sus responsabilidades.[1]

El concepto reequilibra la atención hacia lo local, la comunidad, la realidad de las vidas y la identidad de los pueblos indígenas y las comunidades locales en lugar de hacia los foros nacionales e internacionales, que no forman parte de la historia, las instituciones o la cultura de muchos de estos pueblos y comunidades. El proceso de autodeterminación sostenible se centra en las múltiples formas en que las naciones indígenas y las comunidades locales actúan cada día para proteger y perpetuar sus territorios de vida, a la vez que nutren y fortalecen la salud y el bienestar de su propia comunidad. En este sentido, la sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente y el cuidado de las generaciones futuras son al mismo tiempo objetivos y medios de regeneración y renovación.

El redescubrimiento y la aplicación del derecho consuetudinario pueden conducir a un resurgimiento de los pueblos indígenas y las comunidades locales más allá del Estado, lo más lejos posible de los procesos de asimilación a la cultura dominante que actualmente ponen en peligro las identidades indígenas y comunitarias y las formas de vida sostenibles. La autodeterminación sostenible significa recuperar la visión y el control de las cosmovisiones, los medios de vida, los lugares y ritos sagrados, las lenguas, la cultura y los sistemas económicos de los pueblos indígenas y de las comunidades. Al mantener (o regenerar) la capacidad de transmitirlos a las generaciones futuras, se pone en marcha un círculo de naturaleza floreciente a través de la responsabilidad y el cuidado. En este sentido, la autodeterminación sostenible está en el corazón mismo del concepto y de la práctica de los ‘territorios de vida’, y del Consorcio TICCA como organización dedicada a su reconocimiento y apoyo apropiados.

Referencias claves:

Corntassel, 2008; Corntassel, 2012; Corntassel and Bryce, 2012; Farvar et al., 2018.


[1] Es importante que, como lo señalaron Kothari et al. (2012), estas comunidades maduras también estén dispuestas a mejorar su propia equidad interna, incluso respecto de edad, estatus socio-económico y género (#Género).